Si nos hubieran dicho hace unas semanas que estaríamos sumidos en la situación en la que nos encontramos hoy, probablemente nos hubiéramos reído a carcajadas, evaluándolo como un completo absurdo.
Era impensable, lejano, digno del mejor guion de película de ficción, pero ha sucedido, y tenemos ante nuestros ojos la posibilidad de convertir esta crisis en una oportunidad.
No obstante, somos conscientes de que esto implica un proceso, y como en todo proceso, se nos plantean diferentes fases por las que, probablemente, en mayor o menor medida, podemos pasar.
1. Rumores lejanos: seguramente recuerdes aquellos días en lo que se hablaba de un virus que empezaba a atacar a una pequeña región del gigante asiático. Tomaban medidas que desde Occidente no comprendíamos y su actualidad apenas cubría un par de minutos en el telediario del mediodía.
En este prefacio del libro que estábamos a punto de empezar a vivir, es normal apreciar todo como lejano, como imposible para nosotros y por ello, quitarle importancia, de alguna manera, nos protegíamos mediante esa distancia.
2. Negación: sin apenas darnos cuenta ese momento llegó a nosotros, sin darnos tiempo a prepararnos para “tomar el control” de la situación. Entramos en un estado de incredulidad “NO puede ser verdad”, “¿me está sucediendo a mí, a mi país?”
Queremos alejarlo, echarlo fuera, y eso es lo que logramos con el “NO”. No permitimos que pase, no aceptamos estar justamente viviendo lo que más temíamos. Así, amortiguamos el golpe y le damos un poco de tiempo a nuestro cuerpo y mente de habituarse a lo que acontece.
3. Rabia: estamos empezando a despertar y a ser conscientes de la realidad. No es muy agradable y nuestras emociones actúan en consecuencia.
Si siguiéramos en nuestro libro, pensemos en ese momento en el que no entiendes por qué los personajes actúan como lo hacen, favoreciendo a que el nudo sea cada vez más complicado de deshacer. “¿Cómo no lo vieron venir?”, “¿nos están engañando?”, “¿no se puede hacer más?”
Es inevitable, hemos perdido muchas cosas, y no por decisión propia, lo cual genera mucho enfado. Mi rutina se ha visto totalmente trastocada a todos los niveles: personal, pareja, familia, trabajo, ocio…
Es sano expresar esta rabia. Estamos ante una situación de anormalidad, por lo que, toda respuesta es a priori normal y aceptable, dentro de unos límites saludables.
4. Miedo: es probablemente la más compleja de manejar. En este momento revolotean por nuestra cabeza numerosos “y sis”. ¿Y si enferma un familiar?, ¿y si enfermo yo?, ¿y si pierdo el trabajo?, ¿y si no puedo cuidar de los míos?...
Empieza a abrirse espacio la incertidumbre ante este giro de guion tan inesperado, como si no tuviéramos lugar donde apoyar los pies.
Aunque no lo parezca, se están cultivando pequeñas semillas que más tarde darán su fruto.
Nuestro protagonista está perdido, no sabe qué hacer, se encuentra envuelto por las dudas… lo que no sabe es que, este puñado de páginas son necesarias para salir a flote.
5. Aceptación y confianza: hemos perdido cosas, pero estamos ganando muchas otras. Es ahí donde debemos enfocarnos.
Es ese capítulo en el que logramos adaptarnos, amoldarnos, sacar lo mejor de nosotros mismos, poniendo en juego nuestra creatividad, descubriendo recursos que no creíamos poseer y los ponemos en marcha siendo un beneficio para el otro.
Seguirá habiendo dificultades, pero las gafas con las que las miramos están impecables, favoreciendo así nuestra libertad para afrontarlas.
6. La pandemia pasa: porque pasará. Recordemos esa satisfacción al terminar un buen libro. Ese que nos ha permitido realizar un viaje por muchas emociones, paisajes, estados, personajes… y que a la vez nos ha dejado tantas lecciones. Lecciones que aplicar a nuestras vidas. Aprendizajes que, de no haber sido por esto, ni siquiera nos habríamos encontrado.
Cierras la tapa, vuelves a la portada y brota en ti el orgullo de haber disfrutado de cada página. Y de lo más importante: ahora, en su conjunto, todo tiene un sentido.
No olvides que la definición de proceso supone ir hacia adelante. Sea cual sea la fase con la que te sientas identificado, si has pasado por una, dos o por prácticamente todas… ¡estás avanzando!
Has cumplido una misión, has contribuido a salvar vidas, has encontrado un propósito, has experimentado lo valioso de ir más allá del propio YO. Ahora solo hay espacio para el agradecimiento.
Mariel Medrano Melo
Psicóloga general sanitaria,
especialista en Psicoterapia Gestalt
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