La profesión sanitaria, esa silenciosa compañía que nos ayuda en los momentos de más vulnerabilidad. Esa profesión caracterizada por el sacrificio, la entrega, la escucha, la generosidad y el cariño. Son innumerables las horas que nos donan. Y si, digo DONAR (en mayúsculas) porque tal y como dice el significado de esta palabra, el personal sanitario entrega de forma desinteresada algo que les pertenece, su “yo”. Eso “yo”, que, a pesar de estar lleno de miedo e inseguridades, es capaz de saltar cualquier barrera para poder estar al lado de la persona que lo necesita.
En esta situación de crisis causada por el coronavirus, la sociedad se detiene y se da cuenta del rol tan importante que tienen estas personas, que no solo en esta situación que vivimos son esenciales, sino que son héroes día tras día. Sí, héroes que en vez de capa llevan bata y mascarilla.
Gracias por vuestra entrega siempre plena, por vuestra escucha y comprensión. Gracias por dar la mano a aquellas personas que dicen su último adiós. Gracias por todas y cada una de las difíciles decisiones que tenéis que tomar a diario. Por sacrificar vuestro tiempo en familia, vuestra salud y vuestro descanso. Gracias por contagiarnos vuestra sonrisa, fuerza y las ganas de luchar día tras día. Gracias por ser ejemplo de cooperación, humildad y compromiso para la sociedad. Somos conscientes de que estas palabras se quedan cortas para expresar un agradecimiento tan grande.
Son muchas las horas de trabajo, los turnos que parece que no terminan nunca, la sensación de soledad y desamparo, el sufrimiento por las pérdidas, la frustración, las ganas de llorar, el dolor de pies y espalda, la necesidad de un abrazo de los fuertes…y a pesar de ello, seguís aquí. Muchos nos preguntamos ¿de dónde sacarán tanta fuerza? ¿tendrán algún poder mágico? Lo que está claro, es que hay algo muy grande que les mueve a seguir realizando su labor, a pesar de las adversidades que puedan acontecer. Y ese algo, es el sentido, el “para qué” que los llevó a estudiar la profesión que en este momento realizan.
Estimados profesionales sanitarios, hoy más que nunca os animo a que escuchéis vuestro corazón, porque es ahí donde lleváis guardado el sentido que os mantiene al pie del cañón en estas circunstancias tan difíciles. Y cuando sintáis que no podéis más… acudid a él como si se tratara de una cajita de música que al escucharla os recuerda de alguna forma cual es vuestra vocación, a qué estáis llamados y qué granito de arena queréis dejar en este mundo. Empaparos de ese sentido que define vuestra esencia. Nosotros mientras tanto, seguiremos al son de esa cajita de música con nuestros aplausos desde la ventana.
GRACIAS
Teresa Lamana Selva
Psicóloga general sanitaria
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