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IR AL PSICÓLOGO …. ¿ ¡ES DE LOCOS! ?



Caminamos…en nuestra vida vamos caminando


Es, como cuando peregrinamos a Santiago de Compostela. Mientras hacemos el camino, pasamos por diferentes etapas hasta llegar a nuestra meta (el abrazo). A lo largo de nuestro caminar podemos encontrarnos días de calor, sol, días de frío, lluvia, niebla y tormenta. Hay etapas en las que el suelo es arenoso y otras en las que está pedregoso, días que vamos en llano y otros en cuesta. Además, como buen peregrino, llevamos nuestra mochila… una mochila llena de cosas importantes para caminar y otras que vamos cogiendo en nuestro camino. Puede pasar, que en alguna etapa nos sintamos muy cansados, que nos duela la espalda, las heridas de las rozaduras de las zapatillas - (que siguen rozando en cada paso) -, o incluso nos sintamos perdidos ante una bifurcación, hayamos perdido la orientación, sintamos que damos vueltas a una misma pradera u olvidado a donde caminábamos. Y claro… nadie quiere andar por andar.


Caminamos en nuestra vida, porque en la existencia humana estamos hechos para ello, para alcanzar nuestra meta. Creados para crecer, madurar, desarrollarnos personalmente, trascender... Tiene sentido por ello, que desde el vientre materno una persona crezca y aprenda a andar, hablar, comer, relacionarse, amar...a fin de cuentas construir y responder a la verdad de su Yo ¿Te imaginas que nos quedásemos en el vientre materno? No tendría ningún sentido, ¿verdad?


Caminamos en nuestra vida… y lo hacemos con suelos arenosos y pedregosos, con días lluviosos y soleados, cuesta arriba y en llano y lo hacemos con nuestra mochila, llena de nuestra familia, de nuestras experiencias, de lo que hemos vivido y lo que cada día vamos añadiendo. Llena incluso de heridas, heridas que siguen rozando y haciendo daño, o que incluso tapamos y evitamos mirar... pero que continúan ahí.

Ansiedad, llanto, culpa, vacío, angustia, tristeza, problemas de alimentación, sueño, conducta... son algunas de las alertas que me indican que hay algo dentro de mí que no está funcionando bien y que me genera este malestar, - como aquel cansancio, sed, dolor de espalda, del pie rozado, que nos dicen cómo estamos en nuestro camino- porque estos síntomas sólo son la punta del iceberg de lo que está debajo.


En nuestro camino, estas alertas nos indican que, muchas veces es importante abrir esa mochila, mirar en ella, colocar aquello que hay dentro, fortalecer mi espalda para poder llevarla, sanar las heridas que están rozando, e incluso preguntarme donde voy y encontrar la brújula que llevaba encima. Y muchas veces, solos no podemos.


Como sabemos que tu valor es absolutamente infinito, queremos escucharte, comprenderte y acompañarte para que desarrolles tu potencial de transformación.


Caminamos en nuestra vida. Y este camino, ¡es una auténtica pasada!... Permítenos acompañarte.


Mónica González Soriano

(Psicóloga General Sanitario del CAIF)

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