En menos de dos meses, la rutina de las personas cambió en el mundo entero. El confinamiento, como una nueva etapa para la cual no estábamos preparados empezó, obligándonos a reestructurar nuestras vidas. Realidad que ha causado emociones agradables y desagradables y que nos ha obligado a pensar en aspectos externos e internos de nuestras vidas.
¡TOMATE TU TIEMPO! Es el momento, para realizar aquellas actividades poco comunes para muchos, como: cocinar, jugar con los niños, incursionar en el arte y la música, y no menos importante ¡ejercitar el cuerpo!. Este último, que además de proveer beneficios físicos, colabora con la estabilidad emocional, pues contribuye a bajar los niveles de ansiedad, reduce el estrés y mejora nuestra memoria. La razón está en el hecho de que el ejercicio fomenta la producción de endorfinas, neurotransmisores que facilitan que experimentemos la sensación de felicidad.
Pero, ¿Cómo generar hábito y disciplina con el deporte? Cuando empezó el confinamiento, encontramos una gran motivación para comenzar una rutina de ejercicio. Pero conforme ha pasado el tiempo, ejercitarnos se ha tornado difícil, permitiendo que pretextos como: “empiezo mañana”, “ya buscaré una rutina” o “no puedo ir al gimnasio”, nos alcancen. Y entonces, nos damos cuenta que, la motivación se ha ido desvaneciendo poco a poco, y la pereza nos gana cada día. Entonces, ¿qué podemos hacer para volver a empezar y ser imparables? Desde el CAIF te presentamos las siguientes recomendaciones:
Marcarte un objetivo realista, alcanzable. Todos empezamos con un deseo, y es importante recordarlo y tener presente qué fue lo que nos motivó a empezar. ¿Qué queríamos conseguir?, Es importante tener claro y recordar constantemente a donde queremos llegar.
Elabora un plan, establece en un calendario cuantos días vas a dedicar a hacer deporte (1,2,3,4 etc.). Es importante anotar los objetivos diarios para volverlos tangibles y responsabilizarnos por su cumplimiento. También es fundamental tener días de descanso, ya que cuando nos privamos de algo logramos el efecto contrario con el tiempo.
Paciencia, es fundamental conocer que el hábito es un proceso donde la constancia juega un papel fundamental y se lo adquiere con el tiempo. Llegan días en que podemos tener un poco más de pereza y es válido sentirnos así. Por lo que, es importante cuestionarnos de manera permanente la siguiente pregunta ¿Qué nos está aportando esta rutina de ejercicios? Tal vez estoy fomentando un hábito olvidado, tal vez estoy siendo más disciplinado, independientemente de la respuesta piensa siempre en positivo.
Busca una inspiración, un amigo, un familiar, un deportista que te guste. Busca a alguien que esté haciendo lo mismo, para que el día que necesites tire de ti y te impulse. Hay días que necesitamos de otros, así que encontrar un momento en el que puedas compartir con otras personas, es de gran ayuda. Estas pueden ser familiares que viven contigo o amigos que por medio de las redes pueden disfrutar juntos. Así, el tiempo se convierte en un momento de distracción, y esta sensación de motivación aparece.
Focaliza la atención en los aspectos positivos de la actividad. Es decir, no te centres en lo pesado, ni en el esfuerzo que requiere, estas son autojustificaciones para que no realices la actividad. Enfócate en lo positivo, en cómo te aporta, en cómo te sientes al terminar tu rutina de ejercicio, en cómo vas adquiriendo mayor fuerza física. Te darás cuenta, que cumplir día a día una rutina de ejercicios, ayuda a desenvolver la vida diaria con hábitos más saludables.
Finalmente, descubre esa actividad física que te apasiona. Tomate el tiempo y regálate un momento, para cuidarte, descubrirte, despejarte, sacar emociones desagradables que invaden la mente. Es momento que pienses en ti y tu bienestar. Date este regalo, ¡Ya queda menos tiempo!
Denise Alexandra Creter Echevarría
Psicóloga CAIF UFV
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