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Una oportunidad para el encuentro

Actualizado: 18 may 2020

Estos días es fácil perderse en las cifras que nos facilitan los medios: los días que llevamos y nos quedan en casa, las vidas humanas que hemos perdido, el número de personas que se han contagiado, la cantidad de personas que se encuentran en situación de desempleo, etc. Parece que las emociones predominantes sean la incertidumbre, el miedo y el desánimo, y que no haya un atisbo de luz que nos dé un poquito de esperanza. No saber hacia dónde estamos yendo nos provoca cierta inquietud y no nos gusta, necesitamos un horizonte, una meta.


Hablamos mucho del confinamiento, pero ¿alguna vez te has parado a pensar en el significado que tiene esta palabra? Según la Real Academia Española, confinar significa “recluir a algo o a alguien dentro de límites”. Evidentemente tiene que ver con lo que estamos viviendo, no podemos salir de casa ni hacer muchas de las cosas que antes hacíamos con normalidad.


Se trata de una situación que no hemos escogido y podemos llegar a sentir que se nos ha arrebatado nuestra libertad. Pero ¿es este límite el fin de nuestra libertad? Indudablemente no. Decía Viktor Frankl que «si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento». En esta época de encierro, tenemos la oportunidad de elegir cómo queremos vivir.


Si profundizamos un poco más en el confinamiento veremos que, etimológicamente, esta palabra está formada por el prefijo co- (en su variante con-), de origen latino, que hace referencia a la idea de colaboración, de unión; el sustantivo finis cuyo significado es límite o fin; y el sufijo -miento que indica un proceso, resultado o acción.


En definitiva, es el proceso entre un antes y un después. Esto quiere decir que el confinamiento tiene fin. Es el resultado de una limitación que vivimos juntos, todos, como sociedad, como comunidad. El confinamiento nos invita descaradamente al encuentro.


Se nos ha presentado ante nuestros ojos la oportunidad de responder a esta invitación. Es momento de encuentro a las ocho de la tarde cada día en el balcón cuando, todos juntos, aplaudimos a quienes desde fuera nos cuidan y protegen. Es momento de encuentro la videollamada que hacemos a nuestros abuelos para darnos compañía y apoyo mutuo. Es momento de encuentro cuando organizamos una fiesta de cumpleaños para los más pequeños estando cada uno en nuestra casa. Es momento de encuentro cuando soy responsable y hacer la compra o pasear al perro no es solamente una excusa para salir. Es momento de encuentro cuando reconozco que la ansiedad o el miedo me supera y pido ayuda. Es momento de encuentro cuando viene la enfermera a mi sillón del hospital y en lugar de quejarme por no tener cama le doy las gracias por su ejemplar labor. Es momento de encuentro cuando dejo de echar la culpa al de al lado y me hago cargo de mis responsabilidades. Es momento de encuentro cuando tengo ganas de llorar y me paro a escuchar lo que me dice mi sufrimiento.


Tenemos la capacidad y la libertad de arrojar luz sobre tanta oscuridad, de encontrar sentido en el dolor, de elegir aprender de la adversidad, de no dejarnos arrastrar por “un día más”. Puedes hacer que cada día de cuarentena cuente. Es tu oportunidad de cambiar la mirada y responder para ver que este momento histórico tiene sentido: un sentido de responsabilidad social, un sentido de aprendizaje personal, un sentido de encuentro con uno mismo y con el otro. Para ver que lo que nos sucede tiene sentido.

Estrella Doménech Arellano

Psicóloga General Sanitaria

Psicoterapeuta CAIF

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